Considero que hoy en las
organizaciones, es muy importante que los valores de la compañía estén bien
definidos a través de una consulta a sus principales grupos de interés. Es
decir, los valores de la empresa serán aquéllos que la gente percibía como
elementos distintivos en la forma de operar de la compañía. La idea de la
consulta me pareció muy buena. Hoy con el crowdsourcing podría llevarse
este tipo de iniciativas a escalas aún mayores.
El crowdsourcing, término
acuñado por Jeff Howe en la revista Wired, permite que una organización se
comunique con una comunidad determinada para que, mediante el uso de la
tecnología Web 2.0, pueda externalizar masivamente una tarea. El concepto se
centra en la cooperación a gran escala y, según su creador, en la actualidad se
usa para distintos fines: para financiar proyectos (crowdfunding); para
co-crear ideas y proyectos (crowdcreation); para emitir opiniones (crowdvoting)
y, para compartir conocimientos (crowd wisdom).
Esta tendencia, bien empleada,
valora el aporte de una comunidad amplia, aprovecha de forma positiva su
diversidad y la pone en acción para diferentes fines. Detrás del modelo está el
compartir la creatividad, fortalecer la transparencia de información y la
rendición de cuentas de las empresas, involucrar a muchas personas en una idea
o proyecto y, en consecuencia, generar una especie de virus de compromiso con
la tarea propuesta. Por supuesto, como todo en la vida, puede ser bien o mal
utilizada pues, como varios autores han señalado, mal aplicada podría
convertirse en un medio para que aprovechar el trabajo de otros sin ningún tipo
de beneficio recíproco (aunque muchos participantes declaran su entusiasmo en
participar solo por el hecho de compartir y opinar).
Es decir, podríamos llegar a
realizar cambios en la forma de actuar del personal, con esta aplicación se destacaría la utilidad para sensibilizar a diversas
audiencias, invitar a clientes y consumidores no tradicionales a opinar y, en
general, traer una nueva energía al proceso de generación de ideas en la organización.
Se podría, en una empresa, estar implementando el crowdsourcing en las fases
tempranas de sus procesos de planeamiento estratégico, donde se pide a las
áreas que compartan sus planes en una plataforma virtual; opinen sobre las
ideas de los otros en chats, blogs y foros; pongan el famoso "me
gusta"; comenten sus puntos de vista y, en ese proceso, se genere una
dinámica de conversación horizontal entre los miembros de una organización para
alimentar los planes de la compañía y fortalecer así la transparencia y la co-creación
de valor.
RECOMENDACIÓN:
Lo que se sugiere que para que esta estrategia de
trabajo cooperativo funcione, es necesario se identifique claramente el
objetivo de la consulta al público, se definan claramente los resultados
esperados, haya un guía experto que trabaje con los no-expertos que participan,
se definan comunidades específicas a las que se quiere llegar y se explicite el
valor de la participación del público en la iniciativa.
JORGE DEL CASTILLO CORDERO
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